sábado, 24 de julio de 2010

" El carnaval en la literatura"


Gaspar de Lucas Hidalgo en su obra Diálogos de Apacible Entretenimiento, afirma,:

Martes era, que no lunes,
Martes de Carnestolendas,
Víspera de Ceniza,
Primer día de Cuaresma.
Ved que martes y qué miércoles,
Qué víspera y qué fiesta;
El martes lleno de risa,
El miércoles de tristeza.

La mujer se viste de hombre,
y el hombre se viste de hembra.

¡Qué abundancia de cosas,
Qué de aparato de mesas,
Capones, pavos, perdices,
conejos, gallinas tiernas.

¡Qué de gritos por las calles,
Qué de burlas, que de tretas,
Qué de harina por el rostro,
Qué de mazas que se cuelgan;
Trapos, chapines, pellejos,
Estopas, cuernos, braguetas,
Sogas, papeles, andrajos,
Zapatos y escobas viejas!
y con ser tan grande el frío,
la gente se abrasa y quema
En un fuego que jamás
Miró Nero de Tarpeya; (4)

El contraste entre la alegría del martes de Carnaval y la tristeza del miércoles de ceniza lo expresa también Juan de la Encina en la segunda égloga de Antruejo, Carnal o Carnestollendas.

La citada égloga finaliza con un villancico que comienza así:
Hoy comamos y bebamos
y cantemos y holguemos,
que mañana ayunaremos.
Por honra de Sant Antruejo
parémonos hoy bien anchos,
embutamos estos panchos
recalquemos el pellejo.
Que costumbre es de concejo
que todos hoy nos hartemos,
que mañana ayunaremos.
Comamos, bebamos tanto
hasta que nos rebentemos
que mañana ayunaremos (5).

El entremés titulado Las carnestolendas de Calderón de la Barca (6) nos introduce también en el mundo del carnaval. El vejete, protagonista de dicha obra exclama:

VEJETE

¡Oh loco tiempo de carnestolendas,
Diluvio universal de las meriendas,
Feria de casadillas y roscones,
Vida breve de pavos y capones,
Y hojaldres, que al doctor le dan ganancia,
Con masa cruda y con manteca rancia!
Pues ¿qué es ver derretidos los mancebos
Gastar su dinerillo en tirar huevos ? ...
No hay quien no tema en las carnestolendas.
El capón teme muerte supitaña,
El gallo ser corrido en la campaña,
El perro, de la maza el desconcierto,
La dama, de que el perro sea muerto,
Las estopas, de verse chamuscadas,
Las vejigas, de estar aporreadas,
La sartén, si su tizne alguno pringa,
El agua, que la sorba la jeringa,
El salvado, de andar siempre pisado,
Siendo a un tiempo salvado y condenado,
Cercan a nuestras ganas estos días
Ejércitos de mil pastelerías;
Y tal hambre en el cerco padecemos,
Que hasta las herraduras nos comemos.

Julio Caro Baroja insiste en que el carnaval es época de alegría y grandes libertades. Con máscaras y sin ellas las personas realizaban una serie de actos violentos y de aire bestial, como pueden ser los siguientes:

1º. Proferir injurias a los viandantes.

2º. Publicar hechos escandalosos que debían mantenerse en secreto.

3º. Hacer sátira pública de las interioridades.

4º. Desbaratar objetos, llevarlos fuera de su sitio normal, robarlos.

5º. Ensañarte con determinadas personas.

6º. Arrojar objetos que se consideran injuriosos en términos ajenos (7).

El carnaval en la literatura

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